Por otro lado, Salomon realiza una diferenciación entre aquellos efectos causados como consecuencia del uso directo de las tecnologías, de aquellos que son adquiridos como representaciones culturales y que no implican la experiencia directa.
Todo esto, será ampliado a continuación, a través de un personal resumen del texto: “Las diversas influencias de la tecnología en el desarrollo de la mente”.
Gavriel Salomon: Las diversas influencias de la tecnología en el desarrollo de la mente.
En este texto, Gavriel Salomon busca abordar teóricamente las posibles formas en que el desarrollo de la mente, se ve afectado por el uso de las tecnologías, más precisamente, los efectos de la tecnología en la mente individual de cada uno.
Si bien, como sostiene el autor, el uso de las tecnologías impactan sobre varias funciones de la mente, él sólo va a centrar su trabajo en un tipo específico de efectos cognitivos: los marcos de pensamiento. Para definir y precisar que entiende por marcos de pensamiento, va a tomar un concepto de Perkins, quien los definió como: componentes tácticos de la actividad intelectual o marcos de pensamiento. Específicamente, agrega, se entiende por marcos de pensamiento, una representación cuya intensión es guiar el proceso de pensamiento apoyándolo, organizándolo y catalizándolo. En otras palabras, el marco organiza nuestro pensamiento.
Los marcos de pensamiento, sostiene Salomon, si bien no son universales, son de naturaleza más general que cualquier tipo de conocimiento factual. Se apoyan en las estructuras cognitivas generales y operan sobre el conocimiento específico. Además, implican ciertos elementos como estrategias de pensamiento y aprendizaje, el uso de lo metacognitivo, las maneras de ver el mundo, y el dominio de determinadas habilidades de procesamiento.
Una vez precisado lo conceptual, Salomon retoma al tema de los efectos que sobre la mente tiene el uso de tecnología. Sostiene que la mente, puede ser afectada tanto por el uso directo de la misma, como por la representación cultural que de ella se tenga. Pero que en general, sus efectos sobre la mente dependen de una serie de factores como pueden ser: la naturaleza de la tecnología, las circunstancias sociales y psicológicas en las que se encuentra la tecnología, el marco cognitivo individual. En base a esto, Salomon plantea cinco clases de efectos[1], que ampliará más adelante:
1- La creación de metáforas, que permiten interpretar y examinar los fenómenos;
2- La estimulación de nuevas diferenciaciones, con la consecuente creación de nuevas categorías cognitivas;
3- La potenciación de la actividad intelectual;
4- La potenciación de algunas habilidades específicas;
5- La internalización de modos y herramientas simbólicas tecnológicas que sirven como herramientas cognitivas.
Estas clases de efectos difieren en tres dimensiones correlacionadas:
1- La fuente de los efectos;
2- Papel del individuo;
3- De cuán dependiente o independiente del contenido es el efecto.
Al reunir estas tres dimensiones obtenemos que las representaciones culturales de las tecnologías dominantes, que no requieren experiencia directa con los artefactos, llevan a la adopción incidental de esas representaciones, como metáforas cargadas de contenido. Por otro lado, sostiene Salomon que la internalización de los sistemas de símbolos o de herramientas, requiere encuentros directos y mentalmente comprometidos con los artefactos, que llevaría a la potenciación de aquellos modos de representación interna relativamente libres de contenido.
Tecnologías de definición: la creación de metáforas
Este tipo de efecto no se refiere a la tecnología en sí misma, pero influye en la forma en que el individuo percibe al mundo. Salomon plantea, a partir de un concepto de Bolter, que las tecnologías de definición, son aquellas cuyo rol es poder definir o redefinir el papel del hombre en relación con la naturaleza. Una tecnología nueva y dominante, sirve como metáfora, como lente, a través del cual un conjunto de ideas dispares de una cultura se enfocan hacia un mismo sentido. Una tecnología de definición desarrolla relaciones, de tipo metafórico u otros, con la ciencia cultural, sea la filosofía o la literatura, y está siempre disponible para servir como metáfora, ejemplo, modelo o símbolo.
Ahora bien, Salomon se plantea cómo es que sirven estas metáforas al individuo y a sus funciones cognitivas. La tecnología, estimula la mente de un individuo para crear la metáfora, y ésta se convierte en una representación cultural, y es adoptada por una gran cantidad de individuos. Estos, no necesariamente tienen que estar en contacto diario con dicha tecnología, pero sí con una comunidad que frecuentemente empleé tal metáfora. Las metáforas, nos sirven para entender la mayor parte de lo que ocurre en nuestro mundo, ya que concretizan y simplifican fenómenos abstractos y complejos. Una metáfora, agrega el autor, es utilizada como una herramienta mental, la cual puede ser aplicada a una variedad de situaciones y hacerlas más comprensibles.
Las metáforas, son un tipo de procesamiento de la información, ya que también funcionan como reorganizaciones del conocimiento ya adquirido, permitiéndole al individuo reexaminar y reinterpretar el mismo. A su vez, sirven como guías en la exploración de fenómenos nuevos.
La tecnología, si bien no es la única fuente de metáforas culturalmente compartidas e individualmente utilizadas, su papel es único ya que ofrece una fuente de metáforas que las experiencias no tecnológicas no ofrecen.
En resumen, Salomon plantea que las tecnologías sobresalientes, novedosas y dominantes (tecnologías de definición), permiten que algunos individuos las usen como metáforas para describir y explicar los fenómenos diarios. Estas metáforas, se vuelven representaciones culturales y son adoptadas por otros, que no tienen por que haber tenido contacto directo con las tecnologías. Las metáforas sirven como esquemas de asimilación, para la adquisición de nuevos conocimientos y para la reorganización de aquellos ya adquiridos. No son una nueva habilidad para procesar la información, sino una nueva perspectiva para explorar e interpretar la misma.
Tecnología que crean nuevas diferenciaciones.
La aparición de nuevas tecnologías, desafía a pensadores y a usuarios a hacer nuevas diferenciaciones. Al enfrentarse con un nuevo objeto, los niños se plantean nuevas cuestiones, y aparecen nuevas diferenciaciones. Es por ello que nuevas tecnologías, llevan a nuevas diferenciaciones. Salomon sostiene que no es necesario que haya un contacto directo entre tecnología e individuo para que éste adopte diferenciaciones hechas por otros pensadores, creadores de representaciones culturales. Sin embrago, agrega, hay casos donde es el contacto directo con la tecnología lo que estimula a los individuos a crear nuevas diferenciaciones, se trata de un camino más directo basado en la experiencia de cada uno con la tecnología. Estas diferenciaciones hechas por contacto directo, requieren un individuo activo, es decir del compromiso mental del mismo[2]. Y este compromiso mental, se da cuando el individuo se enfrenta a un aparato desconocido, ya que cuando se trata de aparatos más controlables, no se desarrollan este tipo de diferenciaciones.
En resumen, el autor, sostiene que la tecnología estimula, y en otros casos requiere la creación de nuevas diferenciaciones. Algunas de ellas, son compartidas culturalmente; otras diferenciaciones, en cambio, son el resultado del contacto directo del individuo con la tecnología. La creación de nuevas diferenciaciones no altera demasiado nuestra capacidad y habilidades cognitivas, pero sí influye en nuestra manera de percibir el mundo. La creación de nuevas diferenciaciones hechas por un individuo enfrentado con la tecnología, requiere de un compromiso mental. Cuando la tecnología se da por sobreentendida, ninguna nueva diferenciación puede aparecer y el individuo puede utilizarla sin prestarle demasiada atención.
Tecnologías que potencian por asociación
Las tecnologías son un conjunto de herramientas con las cuales el individuo interactúa en forma activa. En el caso de la informática, el individuo lo hace formando con ella una asociación intelectual.
Las tecnologías amplían nuestro poder permitiéndonos realizar tareas de forma más eficiente en menos tiempo. Pero las tareas a realizar siguen siendo las mismas. Esto nos lleva a plantearnos, por ejemplo, el uso de ordenadores para impartir los mismos conocimientos que se enseñan sin ordenadores. En cambio, para que haya re-organización debe haber la posibilidad de una asociación en la cual el ordenador actúe como una herramienta que posibilite la realización de nuevas tareas y nuevas operaciones, imposibles de haber sido realizadas sin él.
El poder real de la tecnología, radica en su capacidad de redefinir y reestructurar de forma fundamental lo que hacemos, cómo lo hacemos y cuándo lo hacemos. Se trata de usar esta tecnología como una herramienta para pensar. La naturaleza cualitativa de las actividades, e incluso los procesos cognitivos activados, son muy diferentes y más poderosos que aquellos utilizados sin la herramienta.
La asociación que establece un individuo al trabajar con una herramienta, puede tener ramificaciones importantes en lo que respecta al tipo de actividades que este puede realizar, con bastante independencia de las habilidades que ya poseía.
El sistema funcional de operaciones mentales de un individuo puede re-organizarse durante la asociación con el ordenador, el cual sirve como herramienta cognitiva con la cual pensar. No obstante, Salomon plantea dos interrogantes: ¿Alguna de las capacidades cognitivas individuales se alteran como resultado de dicha asociación? ¿Se internalizan alguno de los elementos exteriorizados durante dicha interacción? A lo que el autor sostiene que, siempre que esa asociación esté dentro de la Zona de Desarrollo Próximo del individuo (Vygotsky), se podría esperar que las operaciones activadas se internalicen y se vuelvan parte de los logros de desarrollo independiente del niño.
Los efectos de las tecnologías sobre las habilidades cognitivas
Salomon, abordara en este punto el cultivo de habilidades transferibles que se utilizan durante la asociación con la tecnología. Para ello, el va a diferenciar entre cultivo de las habilidades y la internalización de las mismas. Según este autor, cultivar las habilidades implica la mejora de aquellas operaciones mentales usadas a partir de la estimulación producida por algún tipo de herramienta o símbolo, como resultado de su uso. En el caso de la internalización, Salomon plantea que, no es el dominio de una habilidad lo que se consigue, sino una herramienta completa; es decir, un modo de representación simbólico ha sido mentalmente reconstruido y ahora puede ser utilizado cognitivamente.
¿Qué tipo de asociación desarrolla habilidades transferibles?
Según Salomon, el cultivo de habilidades no puede ser adquirido sino por experiencia directa con la tecnología. Para conseguir la potencialización de alguna habilidad, se necesita de una relación directa. Además, agrega, la tecnología debe demandar del individuo un desarrollo mayor de las habilidades que ya posea.
Para este autor, el cultivo de una habilidad transferible sólo puede suceder a través de un encuentro activo con la tecnología, cuando la actividad desarrollada exige el compromiso mental del individuo. Salomon plantea la existencia de dos caminos que permiten el cultivo de alguna habilidad: cuando la tecnología se prectica muy asiduamente y por lo tanto la habilidad se vuelve automática (efecto de vía baja), o cuando en la realización de la tarea el individuo se compromete conscientemente, y se genera una generalización (efecto de vía alta).
En este sentido, las habilidades se pueden cultivar con el correr de los años sin que los individuos involucrados se den cuenta de ello. Por otro lado, las habilidades se pueden potenciar en un tiempo más corto, siempre que al enfrentarnos con la tecnología lo hagamos comprometiéndonos mentalmente.
Acerca de la internalización
Aquí, Salomon aborda lo concerniente a la naturaleza de la internalización, los candidatos para la internalización y las condiciones para la realización de la misma.
Involucrado en una asociación intelectual con una tecnología cognitiva que exige interacciones, el individuo puede comenzar a internalizar algunas de las representaciones de los modos y operaciones exteriorizadas.
El concepto de internalización, parecería implicar el establecimiento debido a algún proceso de una representación mental o de un conjunto de procesos internos, que sirven como contrapartida de los sistemas de símbolos, procesos y herramientas comunicativas externas. Los procesos internos, incluyen una cierta cantidad de atributos de las fuentes externas, pero la internalización transforma su estructura y sus funciones.
En este caso, se podría diferenciar entre cultivo de habilidades y la internalización de las mismas: las habilidades que han sido cultivadas, no tendrían parecido con los agentes externos que las han agrandado, mientras que las habilidades que han sido internalizadas sí se parecerían y serían isomórficas.
Los candidatos para la internalización
Para ser factible de internalización, debe provenir de la misma sustancia que lo que la mente esté utilizando y manipulando en ese momento; debe encajar en el nivel de desarrollo ontogenético del individuo; y debe ser congruente con su nivel de conocimiento, sus capacidades y sus intuiciones.
Otra condición para la internalización, es que el candidato sea tal que el sujeto pueda asimilarlo a un esquema ya existente, es decir la internalización debe implicar una reconstrucción cognitiva. Una herramienta o un modo de representación puede ser internalizado si sus funciones dan con la Zona de Desarrollo Próximo.
También es una condición que el candidato tecnológico debe ser explicito en sus operaciones, es decir, la herramienta debe mostrar la actividad que desarrolla para que el usuario pueda copiar el procedimiento y reconstruirlo en su mente.
Las condiciones para la internalización
Son condiciones obvias, el control del educando y la interacción activa de éste sobre la herramienta.
Ahora bien, ¿cómo estos efectos se relacionan con el desarrollo cognitivo? Es condición para que tal relación se produzca, que los efectos cambien el desarrollo cognitivo de tal forma que ese cambio no se hubiese producido en ausencia de la tecnología o de su representación cultural.
Otro interrogante que Salomon plantea es, ¿cuán profundos y cognitivamente significativos son los efectos cognitivos de la tecnología? Para explicar los efectos de la tecnología en el desarrollo, Salomon toma un concepto de Perkins, quien plantea la existencia de dos niveles de efectos, denominados “efecto de yema de los dedos”. Así, los efectos yema-de-los-dedos-de-primer-orden, incluyen las capacidades más directas producidas por el contacto con la tecnología. En cambio, los efectos yema-de-los-dedos-de-segundo-orden, incluyen aquellos efectos más profundos y con repercusiones en una mayor gama de actividades de la sociedad, de la personalidad y del pensamiento, es decir, incluyen efectos en los marcos de pensamiento. Y estos efectos yema-de-los-dedos-de-segundo-orden existen potencialmente en la tecnología, con lo cual podemos decir que la profundidad y significación de los mismos dependerá más de los individuos que la usan, que de la tecnología misma. Dependerá tanto del compromiso mental del individuo, así como de los desafíos cognitivos planteados por la tecnología.
[1] No obstante, el autor precisa más adelante que, estas clases de efectos, no son todas las formas posibles por las que las tecnologías impactan los marcos de pensamiento, aunque dan cuenta de un gran margen de los mismos.
[2] Salomon define compromiso mental como el empleo de las operaciones mentales, no de forma automática sino metacognitivamente, guiadas, deliberadas y enfocadas hacia la realización de una tarea.
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